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  • San Pedro Apóstol

  Todos los JUEVES de 19.30 a 20.30

  • Santa María la Mayor

  Todos los DOMINGOS de 19.00 a 19.30

  • Las Mínimas

  Todas las MAÑANAS de 9.30 a 13.00

Acercate a la Oración

jesus 7502413 1280«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».Él les dijo: «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos hoy nuestro pan de cada día, perdónanos nuestros pecados, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en tentación”»  

Si quieres orar y estar junto a Jesús lo puedes hacer... 

 Todos los VIERNES a las 20:00 horas.

 En la Parroquia de SANTA MARÍA la Mayor.

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DOMINGO XXVII T.ORDINARIO (B). 4 de octubre de 2015

 

Gn 2,18-24: “¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!”

Sal 127,1-6: Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida.

Hb 2,9-11: No se avergüenza de llamarlos hermanos.

Mc 10,2-16: Ya no son dos, sino una sola carne.

 

 

Entre los detractores y los seguidores de Jesucristo, fariseos y discípulos, apenas había distancias en ocasiones. Este relato de Marcos es un ejemplo de ello. Existe una clara distinción en el relato de dos partes: una referida a la cuestión del divorcio, expuesta por los fariseos y respondida por Jesús; y otra con el pasaje del acercamiento de los niños al Maestro y su bendición sobre ellos. Dos narraciones de temática muy diferente y, sin embargo, con fuertes vínculos de unión.

            Parecía que Moisés había dejado aclarado el asunto concerniente al divorcio. La ley judía lo permitía basándose en Dt 24,1: “Si uno se casa con una mujer y luego no le gusta, porque descubre en ella algo vergonzoso, le escribe el acta de divorcio, se la entrega y la echa de casa”. Pero quizás no habían de tenerlo tan claro los judíos de la época de Jesús, cuando estos fariseos que se acercan a Jesús toman el tema del divorcio como excusa para ponerlo a prueba. Un sí al divorcio suponía decantarse por una solución que facilitaba dejar en desamparo a la mujer, la parte más débil en este ámbito; un no al divorcio significaba enfrentarse con la misma ley de Moisés, algo muy poco piadoso.

            La respuesta tiene una dimensión que supera a la misma pregunta. Los fariseos se ciñen a una ley motivada por una circunstancia particular y que Jesús se encarga de recordar: “Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés este precepto”, por su dureza de mente y de corazón. En cambio en el relato de los orígenes, también atribuido a la redacción de Moisés (según la tradición judía todo el Pentateuco), aparece la situación originaria, donde se observa una unión primordial con la misma creación del varón y la mujer, y no se contempla la posibilidad del divorcio. Es más, se produce una unión de algún modo sagrada, puesto que es Dios mismo el que une y con tanta fuerza que el ser humano no la puede desatar.

            ¿Qué sucede pues? La realidad original que parte de Dios es la comunión entre el hombre y la mujer, y esto es lo que hay que cuidar y fortalecer. Cuando no se protege esto, entonces se recurre a otras leyes donde no se mira a lo que Dios quiso y quiere para el ser humano, fundamentado en el amor y la armonía, sino en el conflicto que no se busca solucionar, sino, simplemente, extirpar. Es decir, el repudio conyugal legalizado es el resultado de la pérdida de interés por cultivar el misterio de Dios puesto en esa unión. Se evita la razón divina y universal para la unión por unas razones personales y coyunturales, muy apegadas a las vísceras. La ley a la que se amarran los fariseos es el movimiento provocado por los que quieren justificar sus propios impulsos y motivaciones como si fuesen aprobados por Dios. La arrogancia es superlativa: se olvida la ley originaria de Dios, se establece otra ley humana y se le hace a Dios responsable de ella.

            En el caso de los discípulos de Jesús, que tampoco entendían la severidad del Maestro sobre la indisolubilidad matrimonial,  nos encontramos con una escena entrañable de unos niños que se acercan a Jesús, posiblemente acompañados de sus padres, para que los tocara. La actitud de los discípulos, regañando a los niños, manifiesta una reacción incomprensible. ¿Por qué obran así sin motivos? De nuevo una reacción visceral con otra ley por medio: no la de Dios, que se encarga de expresar el Maestro, sino una humana donde se resalta una situación de dominio y preeminencia. En el sentir popular los niños ocupaban un nivel inferior al de los adultos, y los discípulos así lo creen y así lo ejercen con un aire de prepotencia. Otra ley por encima de la ley del amor originaria de Dios.

            Dos principios fundamentales de la misericordia divina: la complementariedad en el amor entre mujer y hombre en el matrimonio, donde se hacen una sola carne, y podríamos decir también que en otros ámbitos de relación donde varón y mujer se encuentran; y la exclusión de dignidades de poder con la atención preferencial por los débiles. Lo hallamos en Jesucristo, que “no se avergüenza de llamarnos hermanos” y trabaja en orden a nuestra perfección y salvación, solo posible desde el cumplimiento de los mandamientos originarios del Señor.

Mirándonos a nosotros mismos, ¿cuántas leyes hemos creado que ponen limitaciones e incluso pretenden anular el amor de Dios sobre nosotros y la implicación en una fraternidad? 

Horario ERMITAS curso 2025

ERMITAS DE SAN ROQUE, SAN ISIDRO y LA PAZ

HORARIO DE MISAS PARA LOS DOMINGOS

                                    

  1. En La Paz, PRIMEROS DOMINGOS DE MES. A las 10,00H.
    1. En San Isidro: SEGUNDOS DOMINGOS DE MES. A las 10,30H.
  2. En San Roque: TERCEROS DOMINGOS DE MES. a las 18,00H. (Invierno), y 19,00H. (Verano).

 

 

Horarios de Misas VERANO

 

HORARIOS DE EUCARISTÍAS   VERANO

 

  Sta. María San Pedro Cristo de la Luz Mínimas Carmelitas Asilo La Paz (1) San Isidro (2) San Roque (3) Virgen de las Cruces
  Diario Festivo Diario Festivo Diar. Fest. Diar. Fest. Diario Festivo Diario Festivo Festivo Festivo Festivo Festivo
8                                
8’30         8,30       8’30              
9             9 9                
10                   10 10   10      
10’30       10,30   10’30               10’30 (*)    
11                       11        
11’30                                
12   12                           12
12’30                                
13           13                    
19                             19 (*)  
20     20 20 20                      
20’30 20’30 20’30                            

 

 

  (*) : Las misas que llevan esta señal se suprimen en los meses de Julio, Agosto y Septiembre.

 

Notas:  1. Las Misas en La Paz son los PRIMEROS DOMINGOS de mes.

             2. Las Misas en San Roque son los SEGUNDOS DOMINGOS de mes.

             3. Las Misas en San Isidro son los TERCEROS DOMINGOS de mes.

Horarios de Misas INVIERNO

  

HORARIOS DE EUCARISTÍAS INVIERNO

                    

  Santa María

San

Pedro

Cristo Luz Mínimas Carmelitas

Asilo

La Paz (1)

San

Isidro (2)

San

Roque (3)

Virgen

Cruces

  Diar. Festi. Diar. Festi. Diar Fest Diar Fest Diar. Fest. Diar Festivo Festivo Festivo Festivo Festivo
8                                
8’30         8,30       8’30              
9             9 9                
10                   10 10   10      
10’30           10’30               10,30    
11                       11        
11’30                                
12   12   12                       12
12’30                                
13           13                    
17’30         17’30                      
18                             18  
19     19 19                        
19’30 19’30 19’30                            

 

 

Notas:  1. Las Misas en La Paz son los PRIMEROS DOMINGOS de mes.

             2. Las Misas en San Roque son los SEGUNDOS DOMINGOS de mes.

             3. Las Misas en San Isidro son los TERCEROS DOMINGOS de mes.

DOMINGO XXIII T.ORDINARIO (B). 6 de septiembre de 2015

 

 

Is 35,4-7a: Decid a los cobardes de corazón: “Sed fuertes, no temáis”. Mirad a vuestro Dios…

Sal 145,7-10: Alaba, alma mía, al Señor.

Sant 2,1-5: No juntéis la fe de Nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.

Mc 7,31-37: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.

 

El corazón no está dispuesto a arriesgar cuando no hay expectativas de victoria. Entonces prefiere conservar lo poco que lanzarse a lo mucho, porque se expone a no quedarse con nada, perdiéndolo todo. Siempre que descubra una amenaza, encontrará un motivo para temer y para evitar dar un paso más allá, donde se prevé el peligro. Hay tantos motivos para la cobardía, porque hay tantos motivos para temer una agresión contra la propia existencia.

¿Quién puede acercarse a un cobarde para darle ánimos sin que sea él mismo un cobarde? ¿Quién no tiene miedo a algo? Los habrá valientes hasta el tuétano, pero la mayoría temblamos ante unas cosas u otras. La vida es demasiado vulnerable y los daños pueden ser múltiples. Pero no por eso renunciamos a animar y alentar a los que tiemblan en exceso, mientras pedimos al Señor que convierta nuestros miedos en un instrumento para una mayor confianza en Él, para un claro reconocimiento de nuestra debilidad y una más clara aún confesión de su triunfo en nosotros. Cuando hay esperanza de Vida plena, el miedo retrocede. Y puede haber esta esperanza, porque confiamos en el Señor.  

La profecía de Isaías sonaba mucho a buenos y nobles deseos. No hace daño soñar poniéndole color a los anhelos de mejora y bienestar para todos. De ahí a su cumplimiento… ¡Qué bueno si no hubiera ninguna tara y las diferentes discapacidades se resolvieran con nuevas habilidades! El profeta describe un proceso en el que se revierte todo aquello que deja al ser humano mermado en sus posibilidades. Si aquello que resulta irreversible puede tener solución, entonces hay motivos para la valentía. Pero, ¿y si fuera y discurso de poetas o de ingenuos?

El Evangelio hace carne las palabras de Isaías. Un hombre sordo y mudo es “desatado” por Jesús. Él cumple las expectativas antiguas y hace todo nuevo. Un oído y una lengua trabados imposibilita la comunicación para recibir y transmitir. Esta discapacidad impide saber de otro que no sea uno mismo. Llama la atención que Jesús aparte al hombre sordomudo de la gente. La primera palabra que ha de escuchar es la de Dios que abre las facultades trabadas e imposibilitadas. El “ábrete”, que aparece también en el ritual del bautismo, es una palabra eficaz que hace recuperar lo perdido. Sus gestos recuerdan a la plasmación del ser humano en el libro del Génesis, cuando Dios Padre modeló del barro a su criatura. Las manos de Jesús prolongan las del Padre y confieren renovación de salud. Este poder corrobora que ya no hay motivos para temer, porque hay un autor de la Vida, que vela por ella, protegiéndola para que prospere… hacia la eternidad. “Todo lo ha hecho bien”, hasta hacer lo definitivo de entregar su propia vida para que nosotros tengamos vida.

En la comunidad de que habla Santiago en su carta se delatan sorderas y mudeces. ¿No podremos reconocernos nosotros ahí? Él pone palabra para censurar la incapacidad para contemplar desde la mirada de Dios y no desde tasaciones interesadas. En nuestras valoraciones de las personas descubrimos nuestras taras, lo que cierra nuestro corazón a la misericordia divina, que mira con ternura a todos y tiene predilección por quienes viven más amenazados. Abra Dios nuestras sorderas para oírlo fuerte y contundente; abra nuestra boca para animar al cobarde y hacer de profetas ante las injusticias y faltas de amor fraterno.  

REFLEXIÓN DOMINGO XVI T.ORDINARIO (ciclo B). 19 de julio de 2015

 

Jr 23,1-6: ¡Ay de los pastores…!

Sal 22: El Señor es mi pastor, nada me falta.

Ef 2,13-18: Reconcilió con Dios a los dos pueblos.

Mc 6,30-34: …Y se pudo a enseñarles con calma.

 

¡Cuánto le duelen los pastores a Dios! Un día le dolieron y no han dejado de dolerle hasta hoy. Comenzaron a dolerle cuando suscitó en medio del rebaño siervos con servicio sobre diez y cien y mil. Cuando quiso que su gobierno, su enseñanza y su fiesta se acercase al pueblo por amigos que gobernaran, enseñaran y festejaran en su Nombre. Sin embargo pronto usurparon el Nombre de Dios para actuar en su nombre propio. ¡Tanto seduce apropiarse de lo que no es suyo cuando se concede algún poder! Pero no solo olvidaron el Nombre de Dios, sino que lo hicieron olvidar a los demás. Bajo el nombre de pastor están los reyes, profetas y sacerdotes a los que se les dio responsabilidad; le forma singular se le aplicó al monarca, al que desde el destierro se asoció con la imagen de un pastor. A este tiempo parece que podría referirse también el salmo 22. ¡Cuánto le dolieron a Dios las equivocaciones de sus pastores!, porque con sus falsedades, mintieron a todo el pueblo y le causaron extravío.

                Dos signos para reconocer a un rebaño sin pastor, o con pastor falso: sus ovejas se encuentran disgregadas, y andan sin orientación, a la deriva. Lo primero es falta de comunión y de conciencia de comunidad, lo segundo ausencia de rumbo y, por tanto de camino. De estos dos males se derivan muchos otros: disputa, enemistad, falta de alimento y agua, enfermedad… La grey de Dios necesita vivir en asamblea  

El destierro a Babilonia, episodio en el que se enmarca el pasaje del profeta Jeremías de este domingo, alude a esa dispersión. Fueron los monarcas ineptos, pastores malvados, los que llevaron al pueblo a la ruina de la sumisión y la deportación. Dios se queja de aquellos pastores y anuncia por boca de Jeremías que será Él mismo quien congregue de nuevo a su rebaño y suscitará un pastor que cumpla fielmente con su responsabilidad. Y no solo pastor, sino también salvador, bajo cuyo cayado y vara Israel no temerá y prosperará. La sucesión de nuevos reyes distantes a esta promesa en épocas posteriores fue alimentando en el pueblo la esperanza en el cumplimiento de aquel anuncio que encontraría plenitud en Jesucristo, Buen Pastor.

El evangelista Marcos nos presenta a Jesús como aquel pastor de la profecía. Sus apóstoles no dejan de ser aún aprendices y regresan de la misión que les ha encomendado (en el evangelio del domingo pasado) con el entusiasmo del éxito del trabajo nuevo bien hecho. No solo manda a la labor Jesús, sino que también les procura el descanso a sus obreros, para lo que busca retirarse con ellos a un lugar solitario y tranquilo. Aquí aparecen en escena las personas de este rebaño israelita, que acuden a ellos con distintas necesidades, tantos y tanto que apenas les dejan comer. La solicitud por atender lo que estas personas precisan rivaliza con la necesidad de descanso y alimento. Pero esta tensión se resuelve cuando, desembarcando en el lugar donde esperaban encontrar soledad, ya se poblado  había de gente que se les habían adelantado buscando sus atenciones. Es el momento en el que, renunciando al descanso, Jesús los atiende conmovido por verlos “como ovejas sin pastor”. Las prisas por descansar se convierten en calma para la enseñanza.

Se ve aquí a una multitud procedente de muchos lugares que convergen en el mismo sitio, donde han encontrado una referencia y un vínculo común: a Jesucristo, un nuevo pastor, un pastor de verdad. Las diferencias se olvidan, las hostilidades se disipan, porque en Él se halla sosiego y paz, alimento y bebida, camino y meta. La intranquilidad provocada por la desorientación y los malos tratos de los malos pastores provoca con facilidad la agresividad en las ovejas del rebaño. Las distancias quedan superadas en Cristo; los judíos y los gentiles, de los que habla san Pablo en esta carta a los efesios, son reconciliados en este pastor de cruz y resurrección.

Dios sigue requiriendo hoy pastores en los distintos ámbitos donde quiere precisar ayuda humana de responsabilidad sobre otras personas y en esto somos todos un poquito pastores para los demás, y algunos algo más. El Maestro indiscutible de pastores es Cristo, el único Pastor, referencia de los aprendices de pastores. ¡Cuánto tiene que alegrarse Dios por cada pastor que atiende con cuidado a sus ovejas, que son suyas, no del pastor! Porque cumpliendo con su trabajo ellas estarán más contentas y vivirán más cercana la justicia y la misericordia de Dios. 

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